Tener en nuestras casas un contador de energía eléctrica que nos permita medir el uso de agua y del gas desde cualquier lugar. Poder con una aplicación desde el celular saber cómo está el consumo general, cómo se proyecta en el mes y hasta poder digitar que la cafetera nos prepare a una hora específica un café. O generar nuestra propia energía para inyectarla a una red, para consumo personal o para obtener un crédito. Esos son apenas algunos de los beneficios prácticos que tendríamos gracias a la instalación de redes eléctricas inteligentes.
Este sistema, que hace algunos años hubiese parecido inaccesible y que aun hoy para algunos suena inalcanzable, se presenta como una tendencia mundial ante la demanda y los costos energéticos para los próximos años, pero ya no resulta ajeno a un sector de Mendoza. Es que la provincia es una de las pioneras en la instalación de redes inteligentes, con uno de los prototipos más grandes del país, cuyos avances serán presentados en un workshop el martes en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
La Regional Mendoza fue la que accedió junto con las empresas ICSA, Edestesa y Emesa a un financiamiento del BID a través del Fondo Argentino Sectorial por unos $45 millones, luego de ser seleccionados en una convocatoria nacional de investigación en temáticas de energía.
Parte de esa inversión se aplicó en la instalación de contadores de energía inteligentes en unos 4.500 puntos de San Martín, abarcando industrias, comercios y particulares de la zona del barrio San Pedro hacia el Oeste.
De qué se trata
«En San Martín, 4.500 domicilios ya tienen un medidor que no es común, que es bidireccional, que cuenta la energía que tomás y entregás, y que sirve para interactuar con los otros consumos, con los electrodomésticos inteligentes, de los que ya se está hablando. Con esto se va a poder comprar energía en forma prepaga, y no se va a necesitar esperar una factura a dos meses, por ejemplo», explicó el ingeniero Luis Álvarez, coordinador, docente y director del instituto de Energía de la UTN, asegurando que este será un paso que tendrá que darse en los próximos años y en el que las empresas tendrán que invertir, cambiando las tecnologías que se usan hoy.
Acerca de estas redes que también se conocen como Smart Grid, explicó que a diferencia de las «tradicionales», a través de ellas la electricidad no sólo va hacia un sentido sino que es bidireccional. Es decir, que las viviendas y distintos negocios pueden convertirse también en pequeños generadores de electricidad y no sólo ser consumidores.
«Esto te va a permitir ahorrar en lo económico, porque si ocupás algo, lo que sobra va a la red y la factura dirá qué gastaste y entregaste; va a haber un beneficio ambiental, porque no se quemó un combustible para la energía que has usado; habrá control de gestión porque sabés cuánto has gastado, cuánto te queda, y también habrá un grado mayor de confort», simplificó este profesional acerca de cómo impactará en lo cotidiano.
Además de estos medidores y de los estudios que están haciendo a partir de prototipos, se les sumarán para probar su funcionamiento los beneficios del parquet fotovoltaico, que empezará a funcionar en 2018 en el Parque de Servicios e Industrias Palmira (PASIP), además de los puntos de generación solar que se colocarán en tres escuelas a través de paneles, y la instalación de luminarias LED, también en San Martín.
Una tendencia irreversible
Según los especialistas que el martes disertarán sobre los avances en materia de inteligencia energética, Mendoza debería en unos 5 años ya contar con estos sistemas. «Son proyecciones pero la tendencia es irreversible. La discusión estará en si la energía es más cara o más barata, en que cueste más o menos poner un equipo solar para inyectar a la red, lo que hoy por ejemplo cuesta alrededor de $80.000 y para lo que se necesita más de un par de años para amortizar la inversión», aseguró Álvarez, y agregó que en la medida en que los costos de energía sean más «duros» y los precios de sistemas renovables bajen, estos sistemas serán más accesibles.
El trabajo de ellos también radica en el interior de la facultad, en el estudio de los datos que van obteniendo y que incluye a muchos alumnos que ya se forman en sistemas inteligentes adoptando experiencias que aún no existen en esta dimensión en Argentina. «Todo esto ya se está midiendo. Son miles de datos que se almacenan cada 15 minutos, lo que servirá para dimensionar futuras leyes, para manejar la demanda eléctrica, que se está procesando», agregó el ingeniero. Y aclaró: «Los datos por ahora son muy técnicos pero permitirán evaluar tendencias, para poder actuar antes de que ocurra algún colapso energético».
Fuente: Diario Uno